Cierro los ojos unos segundos para secármelos sumergiendo mi cara en la toalla suave y blanca, y es como si se cortara la luz por un instante hasta que vuelvo a abrirlos. A veces pienso que las cosas que no se mueven, los elementos estáticos de nuestro entorno, sí se mueven por instantes, se reacomodan durante esos breves momentos en que cerramos los ojos, por ejemplo cuando nos bañamos. Por eso a veces después de que nos sacudimos la cabeza secándonos el pelo con la toalla, medio agresivamente, nos sentimos mareados. No es que estemos mareados realmente, sino que las cosas no habían terminado de moverse cuando abrimos los ojos. O sea, es un error de coordinación de la realidad, como cuando se ve un micrófono dentro del encuadre en la escena de una película, es algo que no debería pasar.
Patricio Corvalán
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